¿Cuál es mi tipo de piel?

Para que encuentres los productos indicados para ti, es importante que sepas reconocer tu tipo de piel. Aquí te comentaremos de los 4 tipos de piel más comunes y alguna de sus variantes, con tips y datos para que te enamores aún más de nuestros productos.

Piel normal

Este tipo de piel se caracteriza por tener una textura suave, sin poros dilatados, sin resequedad o brillo en el rostro. Por lo general no tienen puntos negros visibles ni enrojecimiento.

Una ventaja es que las personas con este tipo de piel pueden usar cualquier producto, para el tipo de piel que deseen. Lo que sí, es importante cuidar el rostro pues el no hacer una limpieza diaria o hidratar, puede llevar a que este tipo de piel pase a ser más seco o graso.

Recomendamos usar los productos que indiquen “para todo tipo de piel”, y si quieres también puedes probar con algunos para pieles más secas o grasas.

Recuerda siempre, limpieza diaria y una hidratación suave mantendrá este tipo de piel sano para toda la vida.

Piel seca

Este tipo de piel es muy sencillo de reconocer pues es uno de los más comunes: la piel tiene una falta de humedad, se siente tirante y reseca, con una necesidad constante de hidratación. Suelen ser más ásperas al tacto, no tienen poros dilatados y rara vez puntos negros visibles. El no humectar pieles secas lleva a envejecimiento prematuro de la piel, líneas de expresión se notan más. Por lo general, como la piel tiende a irritarse más, rosácea y enrojecimiento en mejillas, nariz y frente es frecuente. Pueden tener más tendencia a presentar manchas o tonalidad dispareja.

Para este tipo de piel es vital una hidratación constante y potente. Cremas y serum con ácido hialuronico, cremas con consistencia más untuosa o densas, brumas de hidratación y productos con aceites esenciales para promover una hidratación sana en la piel. Recomendamos aplicar mascarillas de hidratación semanal, así como complementar con productos de limpieza que sean hidratantes y suaves. Se puede exfoliar la piel seca, pero con algún producto ligero y una vez a la semana, o cada 15 días. También, recomendamos el consumo constante de agua pura. Recuerda nunca usar productos que indiquen ser “secantes” o recomendados para pieles grasas, pues estos pueden resecar aún más este tipo de piel.

Piel grasa

A diferencia de las pieles secas, donde no se produce una hidratación natural, en las pieles grasas se produce más de lo necesario. Estas pieles tienen un aspecto brilloso, textura oleosa al tacto y por lo general, nunca se sienten resecas o con necesidad de aplicar una crema. Es muy común la presencia de puntos negros visibles y poros dilatados, una mayor tendencia a granitos o espinillas ocasionales y por lo general la piel tiene tendencia a transpirar más.

Mucha gente con este tipo de piel comente el error de no hidratarla, pues la piel no está seca: al contrario, hay que hidratarla tanto como una piel seca, solo que de otra forma. La piel grasa tiende a pensar que constantemente le falta hidratación, por lo que produce oleosidad (más de lo necesario) y no se detiene. Al hidratar efectivamente una piel grasa, se disminuye la producción de cebo y se logra normalizar la textura y consistencia de la piel.

Para pieles grasas recomendamos cremas ligeras, sin aceites, sin elementos muy densos. Cremas tipo gel, acuosas son ideales para reducir los niveles de oleosidad excesivos. Productos con ácido hialuronico son ideales pues son altamente hidratantes sin crear más oleosidad.

Es muy recomendado desintoxicar la piel constantemente, cada 3 días, con un jabón de carbón activado, pues los poros dilatados y consistencia oleosa de la piel abre la puerta a formación de bacterias. También, una exfoliación a la semana es ideal. Te aconsejamos usar productos de limpieza suaves, tónicos especiales para piel grasa y mascarillas matificantes o secantes una vez a la semana para regular la oleosidad. Si vas a usar un producto matificante, aplica una crema hidratante suave encima para prevenir el resecar la piel. Pero siempre, siempre recuerda que una buena hidratación reduce la oleosidad excesiva.

Piel mixta

Otro de los tipos de piel más comunes, es una mezcla de piel grasa y seca. Aquí te presentamos algunas opciones:

  • “Zona T” (frente, nariz, mentón) graso; mejillas secas.
  • Nariz grasa; frente y mejillas secas.
  • Nariz normal, frente oleosa, mejillas grasas, mentón seco.
  • “Zona T” seca; mejillas grasas.

Existen muchas más variantes, pues todos somos distintos y las pieles pueden cambiar. Así mismo, durante tu vida el tipo de piel que tengas puede sufrir cambios, ya sea hormonales, por el clima o estrés.

Para pieles mixtas se recomienda usar productos combinados para tratar las necesidades de tu rostro, aplicar productos para piel grasa en las zonas grasas, y productos para pieles secas en las zonas secas. También puedes usar “para todo tipo de piel”, con precaución de que no altere tu rostro. Como siempre, es recomendado una limpieza con un jabón apto para todo tipo de piel, hidratación que se adapte a las necesidades de tu rostro y el uso de mascarillas hidratantes o nutritivas.

Ahora sabiendo reconocer tu tipo de piel, es muy importante saber lo siguiente: estas no son normas definitivas, pueden existir variantes según cada persona. Por ejemplo, alguien de piel seca puede tener poros dilatados, alguien de piel grasa puede tener textura escamosa en la piel. Todo depende de cada uno.

Las siguientes características pueden estar presentes en todos los tipos de piel:

  • Acné
  • Granitos
  • Poros dilatados
  • Puntos negros visibles
  • Rosacea
  • Textura de piel dispareja
  • Manchas

Existen tratamientos específicos para cada uno de esos elementos, que por lo general, van recomendados al tipo de piel donde se presentan más comúnmente: por ejemplo, productos para el acné y poros se recomiendan para pieles grasas; pero si tienes acné y piel seca, puedes usar ese producto en moderación y con hidratación para complementar.

Lo más importante es que si reconoces tu tipo de piel, sabes que productos buscar para ella. Pero recomendamos no cerrase a usar productos explícitamente para tu tipo de piel, puedes ir variando, probar texturas distintas y ver que se acomoda más a tu rostro. La persona que más sabe de tu piel eres tú, y ahora con estos conocimientos puedes comenzar a cuidar tu piel y a vivir una vida más sana y feliz.